Otra Generación Perdida

Fernando Ramírez López.

En la conjetura del diafragma intelectual de pensadores comprometidos con las difíciles tareas de nuestro tiempo, nos alienta que en torno de la crisis advertimos diáfanamente un escrutinio científico social que nos permite advertir el fracaso de modelos políticos entre los cuales se encuentra el mexicano, porque se ha carecido de talento y compromiso con la redención humana.

Voy más allá aún, los apologistas con intereses financieros o de modelos específicos en la acepción del poder, lucharon hasta la obstinación por el enfrentamiento entre capitalismo y socialismo, como explicación a la problemática de una sociedad emproblemada.

Hoy sabemos que construyeron una falacia, que no es otra cosa que una verdad aparente para beneficiarse, como Judas Iscariote no solamente por unas cuantas monedas, sino por todo el capital hasta el estrangulamiento social.

La realidad hoy rebasa momento a momento ya no digamos la literatura; sino que se aleja rumbo a caminos perversos que no auguran nada favorable para el futuro inmediato, sobre todo cuando prevalece lo más excelso de la maldad humana.

Concluida la Segunda Guerra Mundial en 1945, los miembros de esa generación y la de este 2015 han sentido que lo más aconsejable para su diario vivir es disfrutar del momento, sin importar el mañana. Los tratados México–Estados Unidos, habían dado pie al cultivo de extensas superficies de Marihuana y Amapola, primero para uso médico y después en el seno de la realidad del mundo en la post guerra, para consumo personal; drogas que en lo personal considero que una sociedad de libre mercado deben liberarse, para lo cual es aconsejable que el consejo nacional contra las adicciones realice un foro para que sea analizado el problema por especialistas.

El mundo occidental controlado por el gigante norteamericano, le dio vida al demonio del consumismo y del crédito no para la producción sino para la adquisición de los insumos de moda, forzando al ser social al apetito de nuevos productos.

Lo anterior generó una angustia colectiva, ante la imposibilidad de adquirir todo lo que se le ofrece a la sociedad y ante un mundo de consumo sin freno y degradante; el alcohol y los alucinógenos han actuado como evasores de la realidad.

Se creó un mundo, en el cual los que tienen más dinero se han convertido en grupos de poder y explotación no solamente generaron un consumismo desenfrenado, sino el no actuar en ese sentido ha demeritado y deprimido psicológicamente la personalidad humana.

En estos setenta años de la postguerra se han construido ídolos de oropel en el cine y la música, además del deporte profesional y se le ha dado vida a determinados prototipos que dibujan el triunfo social, dejando al margen casi en su totalidad valores como el bien, el honor y el heroísmo.

La bola de nieve por la acumulación de más oro en los bancos, ha generado estereotipos de consumo que rápidamente desplegaron su ardid, para que además las guerras en el mundo el día de hoy se han transformado en uno de los negocios preferidos del poder, por eso en México debe eliminarse la participación de la violencia como correctivo prácticamente único para la eliminación en el consumo irrefrenado de las drogas.

Vamos por todo, de tal forma que el éxito tiene como máxima manifestación la posesión del oro; situación que ha adquirido una mayor complejidad en el momento en que los gobiernos se han convertido en socios en el manejo de las drogas, la prostitución, el tráfico de armas y una juventud adosada por el aceite de la ambición; esa es la esencia de otra generación perdida.

Los grupos de poder el día de hoy no defienden al capitalismo o al socialismo; su propósito es enlodarse y enlodar a una sociedad desviada y en pleno desvarío ha caído en el juego del tener co0mo valor supremo, hecho que nos motiva para provocar un cambio.

No es la economía, la política, la antropología, el ejército y las fuerzas policiales, los cárteles, el armamento, las guerras las variables que tienen la respuesta para un mundo diferente, porque se amalgamaron como un todo y la lucha se centra en el poder absoluto, no para construir un hombre nuevo, que encuentre su realización en la ciencia, en la tecnología o en el deporte, o en valores superiores que conformen familias congruentes con una sociedad en crisis.

En esa carrera irrefrenada por el querer tener siempre más, la brújula de la humanidad perdió su rumbo. Las religiones adormecen el cerebro del ser humano, ofreciéndoles a su muerte un mundo mejor, cuando es hoy y en vida cuando hay que dar respuestas a todas las necesidades e incógnitas. No, el mundo no es mañana es ahora y lo más preocupante es que en esta hecatombe de valores, de vivir rápido, fácil y bien; gran parte de la juventud ha encontrado en las drogas alucinógenas y en el alcohol una forma para fugarse de un mundo que no va acorde con sus propósitos generacionales.

Por eso es que cuestionamos las tareas gubernamentales en su lucha contra las adicciones y construir una mejor sociedad, llegó el momento de transformar nuestra realidad por una mejor y esta tarea no es nada fácil, en un momento donde nada se oculta debajo del sol y las redes sociales comunican de manera inmediata los grandes negocios de los políticos en el gobierno; es hora de cambiar, ojalá y este 2015 sirva como pretexto para que a su inicio nos fijemos objetivos superiores y salvemos a esta generación de la abyección y la pobreza intelectual.

licfernandora@hotmail.com